Las dos dimensiones de la política se entrecruzan permanentemente. En los desdobles de los comicios subyace la premisa de preservar los territorios provinciales de los ramalazos de las disputas nacionales. El gobernador que busca la reelección quiere ser el dueño de la victoria en su distrito. Trata de soslayar lo mejor que puede la proyección de la Casa Rosada en el pleito si es kirchnerista, o la enfrenta si el mandamás de turno se ubica en el lado opuesto.
¿En cuál de esos puntos se sitúa Alperovich? No hay dudas de que explota al máximo el desdoble electoral, porque pone en escena su modo de hacer política, al que pretende despartidizar, abriendo las puertas a los independientes. En consecuencia, invita a que lo voten a él el 28 de agosto, y que luego elijan a quien quieran para presidente de la Nación en octubre. Es la concepción del negocio perfecto. Cuanto mayor poder consiga el 28 de agosto, más fuerza tendrá después para posicionarse ante la Casa Rosada.
En otros distritos, como Santa Fe, por ejemplo, los dirigentes K y los seguidores de Carlos Reutemann se coaligaron para destronar a la alianza gobernante liderada por el socialismo, con una cláusula genérica de lealtad al peronismo con miras a octubre.
El pragmatismo es la regla de oro en el PJ, según puede verse. Los intereses del poder concreto local gravitan fuertemente en las decisiones.
Sin pausas
Alperovich no espera el resultado de las elecciones de agosto y proyecta el blindaje institucional para el futuro. Sigue acumulando poder en forma ininterrumpida, aprovechando la solidez política de hoy.
Desde el jueves pasado, cuenta con tres vocales de la Corte Suprema de Justicia que llevan su impronta. Claudia Sbdar (juró en 2008), Antonio Estofán y Daniel Posse marcan la renovación del alto tribunal. Sólo Antonio Gandur y Mario Goane anteceden a Alperovich.
El abrazo de Posse con el gobernador resultó muy llamativo. Idéntico gesto tuvo Alperovich con Estofán en 2007. Posse había asombrado antes, cuando anunció que no iba a excusarse de intervenir en las causas que involucrasen al gobernador. El prurito ético quedó en la banquina. La independencia de la Corte está bajo sospecha en tiempos en que la constitucionalidad de la re-reelección está impugnada.
La cobertura de la Defensoría del Pueblo tampoco presagia tormentas para la Casa de Gobierno. El edil Hugo Cabral, a quien de antemano se cita como futuro titular de la Defensoría, siempre dio pruebas de lealtad inconmovible al proyecto oficial.
La Legislatura, por lo demás, jamás aprobaría el pliego de alguien que repitiera siquiera módicamente la tarea de Jorge García Mena. La Junta Electoral Provincial, hegemonizada por el poder político, le brinda tranquilidad en el monitoreo de los escrutinios.
La instrumentación del voto electrónico se aplazó para 2015, por lo cual el artículo 157 de la Constitución de 2006 se patentó con el nada envidiable título de cláusula dormida, feliz expresión acuñada por el catedrático cordobés Jorge Gentile para aquellas disposiciones constitucionales que no son puestas en práctica por decisión política. Según la Constitución promulgada por Alperovich en 2006, la ley reglamentaria del voto electrónico debió haber sido sancionada antes de la finalización de ese año.
Con el voto electrónico, probablemente, se hubieron aliviado las presiones a los votantes cautivos del aparato alperovichista. La contraprueba de los hechos no se pudo concretar porque la Casa de Gobierno le teme a las innovaciones del sistema que desequilibren su capacidad de dirección.
Otra cláusula dormida es la que se refiere a la autonomía municipal, con cuya bandera el alperovichismo hizo campaña para reformar la Constitución de 1990. Nada que implique aflojar las riendas del gobernador está admitido, aun a costa de adormecer la Constitución.
Las impresiones
El precandidato radical Ernesto Sanz se fue de Tucumán con una certeza. Tucumán tiene problemas institucionales severos, diagnosticó tras sus entrevistas con dirigentes de la Federación Empresaria de Tucumán y del Colegio de Abogados. De ese modo, se refirió al liderazgo verticalista de Alperovich y sus ramificaciones en la Legislatura y en el Poder Judicial. El ejemplo de Egipto sobrevoló la charla.
Sanz llegó de la mano de Ariel García, que forma parte del comité nacional, si bien se comportó sin sectarismos. Al igual que Julio Cobos y Ricardo Alfonsín, subió al alfonsinista José Cano al ring, con el título de candidato a gobernador. Como explicó Sanz, la UCR apuntala en las provincias a los candidatos indiscutidos. Alfonsín avaló en Córdoba a Oscar Aguad, cercano al senador mendocino. Es una decisión madura del partido, alegó el antagonista de Alfonsín.
Los radicales coinciden en una cosa: la puja entre Sanz y Alfonsín dinamizó el partido y motivó la participación de dirigentes que no tenían vida activa en la política, en los últimos tiempos. Varían, en cambio, las apreciaciones sobre la intensidad y la cuantía de las adhesiones a los precandidatos. Unos dicen que Sanz dio vuelta a alfonsinistas confesos y que impresionó la solidez de su discurso entre los independientes.
Para otros, el ascendiente del hijo de Raúl Alfonsín se mantuvo firme dentro de las filas partidarias. Entre los socios políticos de la UCR, hubo quienes se sintieron más en sintonía con la palabra de Ricardo Alfonsín. Ciertamente, el 30 de abril se disipará la incógnita en todo el país. Hasta entonces, los precandidatos habrán recorrido otra vez la provincia.
Estos escarceos internos no bloquearon las preocupaciones electorales de orden provincial. Desde la UCR se abrirá el diálogo con sectores del peronismo rebelde, porque el segundo término de la fórmula de Cano está vacante.
Sin embargo, la convergencia de las distintas fracciones de la disidencia en una posición común frente a los comicios provinciales de agosto, parece problemática.
La propuesta de alianza del radicalismo no les cae bien a todos. Julio Díaz Lozano, que es uno de los referentes del Peronismo Federal, habló en Buenos Aires, con Eduardo Duhalde, a quien planteó que el sector debe profundizar su organización, del mismo modo que la UCR reconstruye sus estructuras. Jesús Pellasio (Uatre) fue testigo del diálogo. Idéntica posición expresó ante Felipe Solá y ante allegados a Alberto Rodríguez Saá. El final de las tratativas está abierto.